
Entrevistas a directores técnicos locales: la palabra de Diego Funes, entrenador de Rivadavia
En el marco de esta propuesta, que apunta a mantener vivas la llama y la magia de nuestro fútbol vernáculo, más allá de que no se pueda competir de manera oficial en las Ligas en las que se desempeñan los clubes locales por la pandemia COVID-19, Corazón Amateur entrevistó al instructor del Albirrojo, quien llegó a esta entidad en marzo de este año, sin la posibilidad aún de poder entrar en torneos. En ese sentido, más allá de esta circunstancia, Funes habló de sus jugadores, de su estilo de juego, del presente deportivo y de la repercusión de la pandemia dentro del fútbol amateur, entre otros temas que también apuntan a conocer un poco más a un entrenador que está en el comando de una entidad de relevancia en la región.
El fútbol local, el de Lincoln, puntualmente el de la Liga Amateur de Deportes, se encuentra en un largo parate competitivo oficial y, en el presente, sólo con la posibilidad de realizar entrenamientos. Producto de la pandemia COVID-19, nuestra Liga vernácula, como casi todas las amateurs, fueron y son parte de una situación social muy particular, en la que la emergencia sanitaria, con bajas y picos respecto a la cantidad de casos de COVID-19, ha detenido la forma común de desarrollo deportivo en este ámbito linqueño.
Hace más de un año que los jugadores de la Liga de nuestro Partido entrenan sólo para mantener sus condiciones físicas y tácticas, a la espera de que este virus se detenga de una vez, para poder comenzar de nuevo un camino estándar que tendrá un largo trayecto de recuperación emocional, por sobre todo.
Los jugadores, como los directores técnicos, sufren ante esta histórica suspensión amateur muchísima ansiedad y situaciones nuevas en las que tienen que reinventarse para mantener al deporte y a los clubes vivos, y no es una tarea fácil. No poder entrenar ni competir es una circunstancia deportiva poco lógica, hecho que ha dejado a muchos futbolistas afuera de esta disciplina también, pues muchos de ellos la utilizaban como una salida laboral y, producto de estas detenciones, esa arista se les ha negado, por lo que han tenido que salir a buscar nuevas fuentes de labor.
Son éstas sólo algunas de las cosas que ha sufrido el fútbol amateur desde que comenzó la pandemia por COVID-19 y, hoy, con el pico de la segunda ola en plena evidencia, poco se sabe respecto a cuándo se podrá volver a hablar de un posible retorno competitivo.
Frente a este panorama, Corazón Amateur intenta con esta propuesta mantener vivo el fútbol de nuestro Partido con una serie de entrevistas a nuestros directores técnicos de Lincoln, tanto de la Liga Amateur como de la Liga Deportiva del Oeste, donde se encuentra Rivadavia, que también ha padecido el parate deportivo oficial, aunque tuvo la oportunidad de jugar aunque sea un Nocturno. De todos modos, la Liga emplazada en el vecino Distrito de Junín, al igual que la local, no tiene una fecha estimativa de vuelta a los campeonatos por la emergencia sanitaria en la que está el vecino Distrito.
En ese sentido, en relación a esta propuesta periodística en esta circunstancia deportiva sanitaria, a los entrenadores no sólo se les presenta este tema de pandemia para que reflexionen. También se los invita a hablar de sus estilos de juego, de sus ídolos, de sus recuerdos, de sus equipos favoritos, todos elementos conceptuales que, como se mencionaban, apuntan a reavivar nuestro fútbol de algún modo. Y la palabra de los entrenadores, sus puntos de vista, siempre son tenidos en cuenta por los seguidores del fútbol, una circunstancia que también ha alentado a promover esta iniciativa.
En ese orden, el tercer entrevistado que presentamos es el entrenador de la Primera de Rivadavia de Lincoln, Diego Funes, quien hace poco tiempo (marzo de este año) llegó a esta entidad, sin poder haber competido aún, aunque con un buen tiempo de trabajo ya en el orden de los entrenamientos, lo que, sin dudas, le está permitiendo trasladar su estilo de juego a sus deportistas, sus formas y sus maneras de ver y proponer en fútbol dentro de sus dirigidos.
Diego nació en Pehuajó. Allí, dentro de los que respecta a su vida dentro del deporte, antes de llegar a ser director técnico, fue jugador. Y empezó a desempeñarse en ese rol en su ciudad natal, en el Club San Martín.
Luego hizo inferiores en River Plate. Y, tras ese paso de jerarquía deportiva, retornó a Pehuajó para jugar en Primera División con tan sólo 15 años.
Tras ese paso se desenvolvió como futbolista en Huracán, club con el que llegó a jugar en Primera División y la B Nacional. Luego se desempeñó en Flandria, entidad con la que jugó en la B Metropolitana. Asimismo, después de esa incursión, jugó en la Primera de Uruguay, para, en ese transcurso de su carrera, por cuestiones personales, dejar el fútbol profesional. Aunque, en el año 2008, siguió jugando al fútbol en el ámbito amateur, puntualmente en la Liga de Pehuajó, y también algunos torneos Federales. En ese momento, en simultáneo, empezó la carrera de director técnico, junto con los cursos del Cenard y de ATFA (Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino). En ese sentido, después de haber hecho estos estudios, y ya terminando su carrera como deportista, comenzó a dirigir las inferiores del Club Cadetes de Pehuajó, un proyecto en el que cumplió este rol durante siete años y que prosiguió en esa misma entidad con la conducción de Primera en el año 2017. Con ese equipo logró un título, y con la mayoría de jugadores del club.
Al año siguiente comenzó a trabajar en Agropecuario de Carlos Casares, entidad en la que se desenvolvió como director técnico durante tres años. En ese marco, en esa institución comenzó dirigiendo la Novena División de AFA. Luego comandó la Reserva y la Primera local. En ese contexto, Funes y sus jugadores salieron campeones de la Liga de Carlos Casares y del Interligas, y con jugadores Sub-19, con edades de esos jugadores de Cuarta y Quinta de AFA.
Finalmente, el año pasado siguió, en plena pandemia, con la instrucción en esos elencos de Reserva y Primera de Agropecuario, para, después, en marzo del 2021, llegar a Rivadavia de Lincoln.
PANDEMIA
1- ¿Cuánto creés que ha afectado la pandemia a los futbolistas amateur?
– Creo que una enormidad. La mayoría, el 90% de los futbolistas amateur del país, van a estar dos años sin competir, y eso es preocupante. Hay jugadores de edad que les va a costar horrores volver y futbolistas que se estaban iniciándose para jugar en Primera que tal vez no lo sigan haciendo.
2- ¿A qué trabajos se apunta, en general, frente a este parate que ha durado muchos meses, tanto en lo mental como en lo físico?
– Por suerte, más allá de que no podemos estar jugando, al ser un proceso nuevo el que estamos llevando a cabo con los jugadores, se necesita tiempo. En ese sentido, nosotros ya hemos pasado la décima semana de entrenamientos y seguimos progresando en torno a la idea futbolística. En ese contexto, más allá de que hemos tenido algunas charlas y de que nos estamos preparando para cuando nos toque jugar, todavía no hemos entrado en esa meseta de sentir que tenemos que competir, más allá de que lo necesitamos. Eso es algo que no nos está afectando del todo.
3- ¿Cómo notás a los jugadores sin poder competir? ¿Qué expresan? ¿Cómo reaccionan?
– Algunos días están fastidiosos. El jugador, y sobre todo el amateur, necesita la competencia porque, en algunos casos, cobra un dinero por jugar. En otros, el fútbol es un hobby y en otras circunstancias lo necesitan para seguir progresando para llegar al fútbol profesional. Entonces, me parece que es un día a día difícil, aunque de lo malo hay que sacar lo bueno, y, en nuestro caso, hay que distinguir que hay tiempo para trabajar.
4- En el fútbol amateur, generalmente no hay contratos económicos. Si no jugás, no cobrás. ¿Cómo creés que ha incidido esta pauta en los deportistas? ¿Notás muchos abandonos deportivos o el jugador espera con resignación una nueva oportunidad para recuperar sus fuentes naturales de trabajo? ¿Deberían los clubes garantizar pautas de pago y garantías ante una situación así?
– Es una pregunta difícil. Creo que es más para un dirigente que para un entrenador. Si vos me preguntás a mí, nunca en la historia del fútbol amateur existieron sueldos, o muy pocos. Aunque creo que hay que entender la realidad de los clubes, el momento que están pasando frente a la pandemia. En muchos clubes hay gente, dirigentes, que pone plata de sus bolsillos y no lo están pudiendo hacer. Seguramente, tal vez en el verano pasado, muchas Ligas podrían haberse activado para hacer aunque sea una competencia de cinco o seis meses, o cuatro, o tres para sus jugadores, y no lo hicieron. En ese sentido creo que, si tengo que encontrar un déficit, es ése, la falta de interés de hacer un torneo cortito cuando se pudo, como pasó en la Liga de Junín. Después, el tema de los sueldos y demás, no te lo puedo responder yo.
5- ¿Creés que esta crisis sanitaria dentro del fútbol amateur ha dejado todas cosas negativas o ha había alguna positiva?
– Creo que ha dejado cosas más negativas que positivas. Muchas más negativas. Como te había dicho anteriormente, el jugador necesita competir, necesita los domingos. Y no los está teniendo. Lo positivo es que puede seguir entrenando, y lo hace por un hábito, por una continuidad suya. También rescato que los jugadores piensen como profesionales, aunque no cobren como tales y que busquen una mejora continua. En tanto, yo como entrenador, ante esta crisis sanitaria, me siento raro. Yo también necesito medirme -como todos los que estamos en esto- con los rivales. En ese marco, como no se puede, debemos armarnos de paciencia y realizar los entrenamientos sin pensar en cuándo va a llegar la competencia, y más sabiendo que no tenemos una fecha estimativa para que eso suceda. Solamente podemos planificar una mejora constante de todo lo que tenemos alrededor. Si nos detenemos a pensar cuándo jugaremos, sería eso bastante frustrante. Hay que pensar en mejorar. Mejorar los entrenamientos, los espacios en donde practicamos, mejorar el club y mejorarnos nosotros los entrenadores como profesionales. De ese modo podremos mejorar a nuestros jugadores.
OTRO PLANO
7- Referentes técnicos a nivel nacional.
– A nivel nacional, me gusta mucho el técnico de Vélez, el “Flaco” (Mauricio) Pellegrino. También me gusta Gabriel Milito y Gabriel Heinze.
8- Un maestro para vos en lo cercano y uno que no conocés personalmente y que sigas por sus cualidades de instructor.
– Un maestro para mí es un entrenador que tuve y que ahora vive en España, quien me ayudó mucho en mi etapa de jugador y de quien tomé muchas cosas en lo que respecta al rol de director técnico.
9- Un equipo en lo local o regional que resaltes o admires por su forma de trabajo y uno que quieras resaltar por su propuesta en la forma de juego en lo local o regional.
– No conozco mucho porque aún no empezó la competencia de la Liga de Junín.
11- Uno equipo que te guste a nivel nacional.
– Vélez Sarsfield.
12- Un recuerdo dentro del fútbol que nunca olvidarás.
– hay muchos. No puedo decidir uno en especial.
EL ESTILO
13- ¿Cómo definirías tu estilo de juego?
Me gusta que mis equipos sean protagonistas, que la gente se sienta representada por lo que ve en el campo.
14- ¿Los equipos en las Ligas Amateur deberían salir a ganar o a proponer el crecimiento de los juveniles en las categorías mayores más allá del resultado?
– Las dos cosas. Nadie sale a no ganar. Pero con un buen trabajo en formativas y rodeando a los jóvenes, se ahorraría mucha plata de los refuerzos, y los clubes podrían mejorar sus instalaciones, por ejemplo. Pero el hincha quiere ganar, entonces hay que buscar un equilibrio y hacer las dos cosas.
15- ¿Qué condiciones elementos o formas les falta a los clubes de Liga Amateur en general para potenciar a sus jugadores, si es que le falta alguno?
– Falta infraestructura, mejores pisos para entrenar, por ejemplo. Es algo que los dirigentes tienen que entender, que es una inversión, no un gasto.
16- ¿Cuáles son los cambios más radicales que notás entre el fútbol amateur y el profesional?
– El jugador amateur tiene otras tareas. O es estudiante o tiene otro trabajo, mientras que el profesional lo único que hace es ir a entrenar y prepararse para competir. En ese cambio hay mucho más descanso y mejor alimentación a favor del profesional. Y eso, para éste último, significa tener una mejor recuperación, por lo que al otro día de la competencia puede exigirse al máximo nuevamente. Nosotros, en nuestro medio, tenemos que tener mucho cuidado con las cargas porque hay jugadores que trabajan todo el día, porque hay futbolistas que no se recuperan bien debido a que el día anterior tal vez fue muy exigente. Por todo eso creo que el del fútbol amateur es un trabajo mucho más artesanal. En ese marco, estas formas distintas van marcando una diferencia física entre un jugador profesional y uno amateur, sumado a la cantidad de partidos que juega uno y otro. Y ni hablar si se tiene en cuenta que ahora estamos en pandemia. En ese sentido, en inferiores y en el nivel de esta categoría, la diferencia se nota más, porque los clubes profesionales nuclean a los mejores jugadores, con las propuestas de competencias exigentes, una arista que los hace crecer mucho más en relación a los deportistas amateur. Muchas veces los jugadores de inferiores profesionales terminan el año jugando 60 o 70 partidos, mientras que los amateur, los del fútbol del interior, sólo 20 o 30. En el correr del tiempo sacá las cuentas de la diferencia que hay entre unos y otros. Y eso se nota despúes en cómo llega un futbolista a Primera dentro del fútbol amateur o el profesional. Las diferencias se van notando día a día. Imaginate con el correr de los años.
17- ¿Qué virtudes resaltaría de tus jugadores en este momento?
– De mis jugadores admiro la tenacidad y la voluntad de reponerse a esta pandemia. Y las ganas de competir bien alto que tienen. Por suerte, el deseo de cada uno de ellos es poder ir escalando en el fútbol, y eso me da la posibilidad de exigirles más. No es lo mismo un jugador que sólo quiera jugar en una Liga a aquel que quiera jugar esa Liga y algo más. Además tengo un plantel muy joven, que busca ese algo más, y eso genera una exigencia de ellos hacia mí y de mí hacia ellos que nos permite día a día ir mejorando los entrenamientos. Eso desde el aspecto profesional. Después, desde lo humano, los jugadores no tienen maldad, no hay “mala leche”. Todos tiran para el mismo lado, es por eso que estoy muy agradecido por el respeto que me brindaron desde el primer día que llegué a Rivadavia.