
“Mujeres a cuatro manos”, por Ezequiel Tujague
En un medio como éste, el de Corazón Amateur, atravesado ya principalmente por información deportes, nuestro columnista Ezequiel Tujague encuentra el momento justo para hacer un pequeño corte y poner una pincelada de arte, que es tan necesario siempre para la vida, y que, a quien conduce este medio, tanto le gusta, aunque no hay tiempo para todo, por eso, Ezequiel, que es un periodista también de Lincoln, de nuestra ciudad, relata en esta columna un tiempo de creación en nuestra ciudad que es digno de resaltar, y más si viene desde la palabra del propio Tujague, que siempre encuentra el modo de hacer resplandecer más lo que ya, de manera natural, resplandece.
En esta ocasión cuenta lo vivido en un recital de piano de Dora De Marinis y Mariana Quainelle, artistas que se presentaron en el Ateneo Cultural el pasado sábado, en el Día Internacional de La Mujer ( 8 de marzo), quienes prepararon un show exclusivamente pensado para ellas, para las mujeres, en el marco de la apertura de la temporada 2025 del Ciclo de Música de Cámara “Bertha y Benito Peredo”, que tiene como programadores ad honorem a Damián Balarino y Concepción Rillo, evento que mes a mes irá desarrollando distintas propuestas melódicas, las cuales se destacan después de la columna central de esta publicación.
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MUJERES A CUATRO MANOS
¿Qué decir? ¿Cómo decirlo?
Escribir para decirlo, para contarlo.
Vivir para contarlo. Ir y dejarse sorprender.
¿Cómo decir lo extraordinario de estas dos mujeres pianistas que vienen a Lincoln y nos llenan de imágenes y sentidos con la interpretación de variadas músicas?
¿Qué decir?
Escribir algo, mi respuesta humilde.
Casi como sentimiento de mandato.
Ese latido interno que me dice “escribí algo, Ezequiel, algo, unas líneas”.
Es 8 de marzo y el mundo es mujer. En Lincoln, en el Ateneo Cultural, con un piano propio, hace apenas unos meses estrenado, dos mujeres con sus cuatro manos tocan el piano.
Dora De Marinis y Mariana Quainelle son las artistas que nos visitan y que han preparado este show exclusivamente pensado en la mujer. Pensaron desde ellas. Por eso, las selecciones de obras como la de Fanny Hensel-Mendelssohn aparecen con su esplendor real rescatadas por una mujer argentina que estuvo en Alemania y que nos cuenta la historia de Fanny y los atributos de muchas obras que, por ser mujer, Fanny no firmaba y sí lo hacía su hermano Félix. Dora nos cuenta esa Historia y nos dice: “Esta obra no se conoce mucho y menos se toca”.
¿Qué decir?
Caer más conscientemente en la grandeza del hecho de rescate, en que Dora, en su condición de investigadora, pianista y mujer compositora, hace un trabajo exclusivo y nos lo comparte en vivo a estas casi 100 personas que hoy vinimos al Ateneo. Nos hace entender Dora, en esa incorrecta e injusta atribución que sufrió Fanny, la condición de la mujer.
Por eso, el 8M.
Por eso entiendo, entendemos, que este concierto ha sido especialmente preparado para festejar y reconocer a la mujer. A todas. A la mujer pianista, a las artistas, a las madres, a las desaparecidas, a todas las mujeres del mundo.
Con 4 manos. Dora y Mariana; Mariana y Dora; y un piano. Nada más. Nada menos.
Mariana Quainelle pensó en su condición de madre y tomó a Alejandra Odgers, una colega mexicana canadiense con una canción de cuna, Dodo (2018), para piano solo. Es decir, nuevamente la condición de ser mujer siendo madre y durmiendo a los hijos con unas buenas noches musicales.
¿Qué decir?
Mujeres que piensan su condición haciendo música, tocando el piano.
Festejar este concierto que da la Apertura de la temporada 2025, y que es parte del Ciclo de Cámara “Bertha Carou y Benito Peredo”. Decirlo y festejarlo, estando, aplaudiendo, llenando las butacas del lugar, con amigas y amigos del piano, con desconocidos y con la inexperiencia de ver un concierto así; dos mujeres y cuatro manos. Ver, desde la segunda fila, la maestría de estas dos pianistas.
Leía un libro en estos días, un libro en el que el protagonista árabe va a una cena y donde en ese lugar hay un piano.
Describe: “Un vacío sonoro iba apoderándose del ambiente. George Kestler se concentraba, luego anunció lacónicamente: Beethoven.
Bajó su cabeza. Mantuvo las manos suspendidas a escasa distancia del teclado, listas para caer con medida fuerza. Aguardó otro instante, breve, tenso de expectativa. Y atacó. Se estremecieron los caireles. El recinto se hinchó rápidamente de sonidos. Ondas interminables, eléctricas, que se resolvieron iridiscentes e imperiosas. El cuerpo del anciano ejecutante se agitó con el torrente majestuoso de la música. Algo estaba fluyendo con prodigalidad, enlazando partículas, haciéndolas vibrar con energías inagotable”.
Me gusta leer cosas así. Musicales. Son escenas musicales reales o no. Me interesa cómo se cuentan. Por eso, qué decir y cómo. Pertenece al primer libro de Marcos Aguinis del año 1969 y se llama “Refugiados: crónica de un palestino”.
Me maravilla que aparezca este párrafo con esta escena musical. Aparece porque hay escena, pero más porque hay escritura y, entonces, la literatura y la poesía nos traen su arte, su magia.
Es sábado 8 de marzo, el Ateneo luce resplandeciente con ese piano en primer plano. El escenario es puro piano.
Faltan las ejecutantes.
Primero las alocuciones de las voces del gobierno municipal que ha dado apoyo a los dos gestores ad honorem que tienen estos conciertos y los que vendrán: Damián Balarino y Concepción Rillo. Sin ellos, sin su saber, y menos sin sus ganas de gestionar y promover, esto quizá no sea lo mismo.
Entonces, las palabras de la presentación traen a las dos protagonistas de la noche: Dora de Marinis con su elegancia de vestido negro con detalles de bordados claros, en combinación con su pelo canoso, largo, como su colega Marta Argerich; y Mariana Quainelle con su vestido negro con floreados verdes, su pelo atado, ambas sonrientes, serenas. Expectantes para, luego de la primera intervención, ir cobrando toda la soltura y esplendor, para llenar de notas la sala entera y el corazón de cada oyente.
Sentadas en recta posición, la combinación que logran es armonía sonora, es despliegue de musicalidad que fluye en esas cuatro manos sobre el piano que se entrega ya confiado a estas dos visitas que, con ternura, lo hacen relucir aún más.
Reluce la noche, relucen ellas dos.
La novela citada aquí de Aguinis transcurre en la ciudad alemana de Friburgo, y justamente es en Berlín donde Dora investigó y rescató la figura de Fanny. Y, hoy, en Lincoln suena la interpretación de “Tres Piezas para piano a 4 manos. Allegretto. Allegreto grazioso. Allegro Molto.
Así, con alegría, comienza a desarrollarse el programa musical.
Es hermoso escuchar a Dora contextualizar las obras porque ayuda al espectador a sumergirse más en el ambiente. Tal es así cuando cada una de ellas tiene su momento a solas con el piano. Rompen el formato y hacen un solo piano cada una.
Mariana y su canción de cuna, donde, si uno cierra los ojos, puede permitirse ser un niño o ser esa niña que está sentado a dos butacas de la mía, y viajar en sueños y flotar en nubes que relajan la existencia con armonía y alegría sin problemas ni confusiones, con notas que se vuelven susurras de buenas noches, caricias de arrorró. Maneras de silencio perfecto con música increíble justa para estar en un modo de goce sin la presencia de la palabra, lenguajes musicales instrumentales de piano. Puro piano.
De esa armonía pasamos al contrastante Preludio y Homenaje I (a los 30 mil desaparecidos) de Nelly Gómez que Dora interpreta con una entrega total.
Jamás había visto esta vehemencia para interpretar una obra. Unos ocho minutos de arrojos de manos y dedos que dramatizar todo el tiempo, un tiempo de Dictadura, de encierro, de oscuridad agobiante, sin aire, claustrofóbico.
Inquietante musicalidad que incomoda, aunque la teatralidad en la ejecución de Dora no permite sacarle la vista ni intentar irse. Aquí, Dora nos atrapa. Nos hace sentir lo bravo, lo terrorífico, lo opuesto a la vida. Lo hace con maestría, con una solidez, una solvencia como quien para un tren con dos manos en medio de La Pampa. Así. Heroica. Ocho minutos de estados sombríos para que recordemos y hagamos memoria de esos años oscuros del año 76 al 83.
Después hay un breve intervalo.
Y luego una segunda parte con un “Tangoo” de Susana Antón y terminar con la “Fantasía de fa menor”, de Franz Shubert; y unos romance y allegretto del maestro Carlos Guastavino.
¿Qué decir?
Escribir y festejar el piano nuevo y estos conciertos que mes a mes tendremos en nuestro Ateneo Cultural “Enrique Urcola”.
Piano y más piano.
No más que decir.
Escuchar y gozar.
PROGRAMACIÓN COMPLETA – TEMPORADA 2025 DEL CICLO DE PIANO EN EL ATENEO CULTURAL
Marzo 28: Ciclo de folklore – @Lilián Saba (mes de la mujer)
Abril 30, 1 y 2 de mayo: Festival de Jazz (30 Día Internacional del Jazz)
Mayo 24: Ciclo de tango- Aldo Saralegui (gala previa al 25 de mayo)
Junio 21: Ciclo de cámara – @Dúo Golinski-Pischenin (Piano y violín)
Julio 18: Ciclo ciudad de Lincoln – gala aniversario – Pianistas locales
Agosto 23: ciclo de Folklore (22 Día del folklore) @Matías Martino / @Sebastian Gangi
Septiembre 13: ciclo ciudad de Lincoln – @Daniela Salinas
Octubre 25: ciclo ciudad de Lincoln: @Mónica Zubczuk
Noviembre 22: ciclo ciudad de Lincoln – @Alfredo Corral (Día de la Música)
Diciembre 13: ciclo ciudad de Lincoln- Franco Pedemonte


Fotos: Ezequiel Tujague.