Libro recomendado: “Lenguaje inclusivo y ESI en las aulas”, de Valeria Sardi y Carolina Tosi
“Con todo, en el libro de nuestra autoría ‘Lenguaje inclusivo y ESI en las aulas’ nos proponemos abonar al debate, presentar conceptualizaciones y teorizaciones en torno al lenguaje inclusivo y su relación con la ESI en los contextos educativos, y, fundamentalmente, imaginar un mundo más igualitario y más vivible para todxs”. Ésta es sólo una de las referencias que hacen sus autoras de este ejemplar realmente interesante para aquellos y aquellas que quieren interiorizarse más sobre qué importancia y valor tiene el lenguaje inclusivo en los espacios de formación y en la sociedad actual, en el marco de una apuesta editorial que se divide en cinco capítulos y que fue publicado en marzo del 2021.
“Lenguaje inclusivo y ESI en las aulas” (“Paidós Educación”) es una libro teórico-práctica escrito por Valeria Sardi y Carolina Tosi –licenciadas en Letras– para abordar un debate que es muy actual y que va tomando fuerza de uso muchos sectores y espacios de la sociedad argentina, aunque también es muy cuestionado por otros y, puntualmente, por academias de lenguaje.
En ese marco, entre esas controversias, este libro publicado en marzo del 2021 aborda temas que son de real interés no sólo para las y los docentes para la aplicación del lenguaje inclusivo en las aulas, en los contextos de formación, sino para todos aquellos y aquellas que quieran entender mejor la importancia del lenguaje inclusivo para la inclusión femenina dentro del uso de la palabra en todos sus contextos, para representar a todos y a todas de una manera mucho más equilibrada como modos de referencias iguales.
Aunque ése es sólo un tema de este interesante libro que se divide en cinco capítulos, en los cuales se tocan, entre muchos otros puntos, temáticas como qué es el lenguaje inclusivo, las posturas que lo promueven y lo desestiman; la educación sexual en relación con el lenguaje inclusivo; el lenguaje inclusivo en las aulas y propuestas didácticas para llevarlo a cabo; y guías de escritura para aplicarlos en distintos contextos en los que el lenguaje se utiliza.
En ese sentido, los capítulos se titulan del siguiente modo. El primero “¿Qué es el llamado lenguaje inclusivo? Posturas que lo promueven, posturas que lo desestiman. En segundo, “La Educación Sexual Integral y el Lenguaje Inclusivo”. El tercero, “El Lenguaje inclusivo en contextos educativos. Diálogos y tensiones en la práctica del terreno”. El cuarto, “Usos del lenguaje inclusivo. Acerca de guías de escritura, políticas editoriales y ámbitos de circulación”. Y el quinto, “El lenguaje inclusivo en las aulas: propuestas didácticas”.
En relación a dónde se puede conseguir, este ejemplar está disponible en las librerías de todo el país, es accesible, y tiene un valor de alrededor de $1.500, con 248 páginas que lo componen.
Asimismo, sobre la motivación de su creación y a sus fundamentos, ambas autoras expresaron sobre este libro: “¿Por qué genera tanto rechazo el lenguaje inclusivo? ¿Cuáles son las causas o argumentos que esgrimen sus detractorxs? ¿Qué motivaciones esconden esas expresiones?”.
Recientemente, en redes sociales, se volvió viral el comentario de algunx famosx que publicó o compartió en sus redes sociales un mensaje contra el lenguaje inclusivo, y así se reactivaron la polémica y el debate. Esos mensajes, que generalmente degradan y ridiculizan el lenguaje inclusivo –y con ello a las personas que lo usan y que lo defienden, recurren a dos tipos de argumentos centrales”.
“Por un lado, apelan al criterio de corrección y purismo de la RAE. Parten, así, de la idea de que el lenguaje inclusivo “deforma” la lengua española. Ahora bien, ¿existe una lengua pura? Sabemos que no. En toda lengua hay variación y, como sostiene López García (2018), “todas las lenguas cambian en el tiempo y en el espacio: el cambio es su característica definitoria”. Sin embargo, por ahora no podemos decir que el lenguaje inclusivo sea un cambio lingüístico. Habrá que esperar algunas décadas para saber si se sistematiza en la lengua, es decir, si todxs lxs hablantes lo utilizan. Por ahora, el lenguaje inclusivo se desarrolla en el nivel discursivo. Un sujeto utiliza la x y la e para generar un determinado efecto de sentido, es decir interviene su discurso con el fin de mostrar una objeción al binarismo: femenino-masculino. Y ahí está el eje del problema. No creemos que moleste tanto la supuesta ‘incorrección’, sino el efecto generado al visibilizar las identidades no binaries y, por tanto, poner en entredicho la relación determinista entre sexo biológico y género”.
“Por otro lado, estos mensajes virales suelen menospreciar el lenguaje inclusivo al compararlo con otros códigos, lenguajes y problemáticas de personas con discapacidad. Aquí encontramos ciertos imaginarios de base. En primer lugar, se plantea un enfrentamiento o una competencia entre identidades históricamente desplazadas y discriminadas. Parecería que las luchas de los colectivos LGBTTIQA+ no tuvieran valor o cuenten con menor significatividad que la de personas con discapacidad. No encontramos sentido alguno a esta ‘competencia irrisoria’. En segundo lugar, tales mensajes suelen ser viralizados por personas que se configuran como portavoces y defensores de niñxs, jóvenes y adultxs con discapacidad, desconociendo, en muchos casos, sus necesidades, problemáticas y deseos. Incluso, mencionan lenguajes y códigos que en general desconocen y, así, se brindan ejemplos con graves errores, como que en una tablet se pueda leer en braille”.
“Como investigadoras del lenguaje y la educación, en el libro ‘Lenguaje inclusivo y ESI en las aulas’ (‘Paidós’) indagamos el lenguaje inclusivo en el ámbito educativo en los diferentes niveles –especialmente en el secundario, universitario y en la formación docente–, porque ya ha ingresado a las aulas y también nos preocupamos por el impacto que tiene en las personas con discapacidad y, por ello, en uno de los capítulos tratamos el tema y los problemas que pueden suscitarse y que especialistas, como Pilar Cobeñas (UNLP), atienden. Por ejemplo, para las personas con discapacidad visual o motriz que utilizan lectores de texto, el uso de la x y la @ pueden ser obstáculos para su lectura”.
“En tercer lugar, al indagar la relación entre lenguaje inclusivo y Educación Sexual Integral (ESI) nos ocupamos de problematizar cómo, si bien en los Lineamientos curriculares para la ESI (2008) se utiliza lenguaje no sexista, en las aulas el lenguaje inclusivo es un emergente lingüístico -lxs estudiantes lo usan o reflexionan con lxs docentes en relación con su utilización- y opera como disparador, en muchos casos, para problematizar en torno a la existencia de múltiples identidades que se expresan discursivamente o que se sienten incluidxs a partir de la utilización del lenguaje inclusivo -además de los marcos legales que se han sancionado para construir una conciencia social de la existencia de géneros en plural-”.
“En este sentido, la ESI viene a poner en cuestión ciertas representaciones anquilosadas de las identidades -entre ellas la de las personas con discapacidad- que reproducen algunas miradas capacitistas, como la negación de la sexualidad, la dicotomía diferencia/deficiencia que promueve una mirada desde el modelo médico que clasifica a las personas con discapacidad por “tipos de discapacidad” y presenta a la discapacidad como un déficit intelectual, motriz o sensorial. En efecto, la ESI aporta a la ampliación de la mirada sobre la sexualidad como algo que construimos a lo largo de nuestras vidas y propone tener en cuenta dimensiones como los géneros, el sexo, las relaciones sexoafectivas, las identidades sexogenéricas, la intimidad, la orientación sexual, la reproducción y el erotismo (Ramos, 2019). Asimismo, rompe con la mirada biologicista y preventiva para promover una mirada integral, multidimensional y con perspectiva de género sobre la sexualidad”.
“En definitiva, lo que creemos que molesta es que personas de la comunidad LGBTTIQA+ visualicen su identidad en el discurso. Entendemos, así, que los recursos del lenguaje inclusivo (la e y la x) son marcas lingüísticas de disenso, en tanto funcionan como espacios de puesta en escena de la otredad genérica y emergen como huellas de la diversidad históricamente soslayada. Sin dudas, todas estas formas de lenguaje inclusivo generan efectos de sentido que nos interpelan como hablantes y por eso muchas veces (nos) incomodan y desestabilizan”.
“Con todo, en el libro de nuestra autoría ‘Lenguaje inclusivo y ESI en las aulas’ nos proponemos abonar al debate, presentar conceptualizaciones y teorizaciones en torno al lenguaje inclusivo y su relación con la ESI en los contextos educativos, y, fundamentalmente, imaginar un mundo más igualitario y más vivible para todxs”.
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