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“La fuerza de las partes”, por Ezequiel Tujague

El columnista de Corazón Amateur cuenta con su especial pluma los detalles de una gran noche sucedida en GIDI el sábado por la noche, en donde se reunieron a tocar, en el marco de un gran espectáculo, el cantautor Ludovico Fonda, el dúo compuesto por “Yuyo” Clart y “Niqui” Bertinat y los percusionistas Diego Di Bartolo y Santiago Ávila. Todos de nuestro pago. Un lujo de invenciones conjugadas.

En esta nueva columna, el cronista linqueño Ezequiel Tujague cuenta qué pasó en detalle el sábado por la noche en la gran casa linqueña de teatro GIDI, en donde se reunieron para proponer un intenso concierto artistas locales de talla, de gran valor cultural para nuestro medio, quienes, además de tener un gran talento musical, trabajado y ensayado, poseen un talento innato para gestar arte.

Allí, en el escenario de la avenida 9 de Julio, se mancomunaron el cantautor Ludovico Fonda, el dúo compuesto por “Yuyo” Clart y “Niqui” Bertinat, y los percusionistas Diego Di Bartolo y Santiago Ávila. Todos ellos y ellas otorgaron un espectáculo a la altura de sus virtudes, el cual, a continuación, lo cuenta con su particular pluma, intensa, real y fina, el propio Tujague, columnista de este medio desde su nacimiento, hace pocos más de dos años.

LA FUERZA DE LAS PARTES

La propuesta, esta vez, es colectiva. Está más allá de un conjunto musical o de una propuesta musical única. Aquí, lo único es la música que viene en la conjunción de un trovador y su guitarra, y de un dúo de mujeres, marcas registradas del noroeste pampeano sonoro.

El cantor y su guitarra invitan a un percusionista exquisito, recientemente llegado al pueblo. Las cantoras y músicas suman percusión a su dúo, y, como lo vienen haciendo hace tiempo atrás, evidencian y se consolida ese sonido que aportan las vibraciones siempre nuevas en percusiones inusitadas.

La propuesta es tocar música y compartir.

Desde la admiración y el respeto mutuo y, sobre todo, desde las ganas de generar presentaciones y vibrar desde la música viva. En vivo. Salimos de la pandemia volviendo a ser, en vivo. Tocando.

Este sábado pasado, la ciudad de Lincoln ofrecía varias opciones culturales interesantes: teatro en el Porta Pía, con dos linqueñas en un mano a mano para ver; dos peñas folclóricas cargadas de aficionadas y aficionados con ansias de bailar y compartir; música cumbia y comida en “La Estación”; y un teatro GIDI preparado para un concierto musical.

Ahí estamos. Ahí nos metemos.

Nos sentamos en esas sillas blancas y disfrutamos. Con tantas y tantos amigxs del arte. Dejándonos llevar por la propuesta, por lo que suceda.

Sucede.

Tocan Ludovico Fonda acompañado por Santiago Ávila. Tocan el dúo Yuyo Clart y Niqui Bertinat acompañadas por Diego Di Bartolo. Tocan y se convierten en aplanadora del noroeste.

Empieza a suceder desde la confirmación de la fecha y lugar y su ambientación.

Ese escenario teatral, hoy cobija la música.

Es grato venir a GIDI y ver que Carlos Cifaldi está. Está en su segunda casa, o digámoslo así, en su casa teatral. Está Mateo Potes, que organiza entradas y recibe al público, siempre cálido, el incansable Mateo. Está Beti, que siempre que puede estar, ayuda y organiza las bebidas. Hoy se puede tomar algo. Una gaseosa fresca, una cerveza o mucha agua. Esta Damián, que no se pierde una, alumno teatral que es esponja del arte.

Está la familia. De GIDI. De lxs artistas músicxs. Familias enteras apoyando y disfrutando. Así aparece el recién llegado hijo de Di Bartolo. Las mellis de Fonda y Fer. Hay varios niñxs y eso es lo familiar. Madres, hijas, nuevas madres, familias musicales. Aquí aparece el germen de la próxima canción.

Está la familia campera de Santi, que vinieron desde Arenaza y cargan el auto con los mil instrumentos de su hijo.

Estamos.

Esta Pía Ronzano, hoy con debut en producciones de recitales. “Ataca producciones” es Pía haciendo de las suyas, creando, acompañando a la música desde un lugar de ambientación, producción y realización. Los detalles que Pía ve y no otrxs. Escribe Pía sobre lo que armaron hoy en el escenario de GIDI: “La idea que les presenté a los chicos fue poder generar una ambientación que tenga que ver con su identidad. Conociendo su forma de expresar sus músicas, sentí que estaría bueno poder generar una ambientación cálida, íntima, sencilla, con elementos rústicos, como la madera, las plantas… Elementos reales, naturales. Así, como son ellos, sencillos, de calidad humana. Inmensamente talentosos, pero de corazón humilde. Una ambientación que acompañe, con apenas un poquito de iluminación, todo lo que iba a suceder esa noche con ellos y en ellos”.

Entonces, el escenario de GIDI ya es otra cosa. Se ve rústico y cálido. Unos pastizales y maderas en palet decorados nos impregnan naturaleza.

Lo de aplanadora viene porque la propuesta, en partes y conjuntas, alternadas, consecutivas y constantes, dejarán al público presente satisfecho y lleno de canciones, aunque siempre pidiendo una más.

Empieza Fonda solo. Ludovico rompe el silencio con su voz de trovador y convida un puñado de seis canciones que nos meten en clima. Una tras otra, y su semblante de felicidad por otra función más. Ubicado a la izquierda del escenario, con una batería o bombos que aún no suenan, Fonda selecciona seis canciones de su amplio repertorio para meterse con voz y guitarra en una noche de música de acá.

Luego entran ellas, el dúo más emblemático de esta tierra. Clart y Bertinat están afiladas, vienen tocando este verano mucho y piensan continuarlo. Hoy, este show es una muestra de ello. Tocaron en peñas de Carnaval, van a Junín y convocan a un público ávido. Hoy es hermoso tenerlas aquí. Por vez primera, las veo a ambas paradas. No sé sientan. Están ambas de pie y con sus guitarras colgadas. Ubicadas a la derecha del escenario. Una actitud rockera llena de guiños a todos los géneros musicales. El dúo vibra, ambas cantan, alternas guitarras y punteos, guitarrean y cantan a la par. Seis canciones. Contundentes. Ellas lo son.

Hay un breack. Un tiempo para ir al baño. Para tomar algo. Para distenderse.

Para tomar aire porque lo que viene sí que es aplanador.

Irrumpe Fonda, ahora acompañado por Santiago Ávila en percusión; también lo hace el dúo, ahora acompañadas por Di Bartolo. La percusión se hace presente. ¡Y con qué dos exponentes! Es como juntar a Messi y a Ronaldo. Es juntar a dos grandes de la percusión. Ahí están. Por primera vez compartiendo escenario. Mirándose. Charlando de cada detalle.

¿Los vieron tocar? Tienen una catedral llena de instrumentos para generar los sonidos más específicos y extraños, casi inimaginables. La famosa cajita musical vive en ellos.

Y empiezan a cantar, a jugar, una vez cada uno. Primero Fonda, responde dúo.

Un ping-pong. Un estímulo y otro. Respuestas y respuestas, con canciones.

Se ilumina la parte izquierda. Fonda-Ávila tocan y el sector derecho escucha en las penumbras; termina. Se ilumina la parte derecha. Tocan Clart, Bertinat y Di Bartolo. La parte izquierda en penumbras escucha.

Así, en ese ir y venir de las partes, fluye la canción. Que se vuelve un todo musical, Un mar de canciones inmensas como La Pampa. Fluye la alegría y la armonía de partes que hacen un todo.

Una propuesta mejorada porque es seguir buscando, compartiendo, como lo empezaron a hacer desde aquel “Patio de Casa”, esa iniciativa independiente en la que el dúo y Fonda han empezado a convidar canciones en show públicos. Y lo piensan seguir haciendo.

Ya suena y piensan un show similar para cerrar el año.

Compartir, dicen. Esta noche es compartida.

El público escucha y disfruta. Sonriente.

La noche termina con “Vals de la Intemperie”, una canción de Fonda, en la que lxs cinco tocan. Es las partes haciendo fuerza para esta noche musical mágica.

Vienen los abrazos. Las caricias. Las respuestas del público. Los mensajes de aliento y felicitaciones. Viene el silencio después de tantas canciones.

Le pido al otro día, a cada unx, algunas sensaciones del show y de esa noche.

Y llegan las respuestas.

Dice Yuyo: “La verdad es que ayer seguía con muchas sensaciones en mi cuerpo. Sentía todo a flor de piel. Todavía estaba muy sensible también viendo todo el cariño, todos los mensajes, incluso de nuestras amigas que nos ven siempre, y hace años, y sigue pasando lo mismo. Compartirlo con Ludo. De ahí surgió esta hermosa amistad que tenemos. Desde ese primer ‘Patio de Casa’ hasta ahora, pasaron un montón de cosas, escenarios compartidos y un montón de momentos hermosos. Y elegimos GIDI, que nos encanta, que nos cobija, compartiendo con personas que vos tenés una amistad, como Dieguito (por Di Bartolo); o Santi, que recién lo conocemos y pegamos onda. Entonces, toda esa vibra. Toda esa energía que, con sólo mirarnos, ya nos entendemos. Eso no tiene precio. Esa conexión que hay… Una conexión que se genera y que se transmite al público. Estuvimos tocando un montón. Fueron dos horas con los cortes y todo. Incluso terminamos y la gente quedó manija pidiendo más, y eso, la verdad, está re bueno. Esa devolución del público es fuerte y está re copado. Obviamente, con la idea de repetir este mismo show más adelante, hacia fin de año por ahí, con más tiempo, con más organización, porque, a este show, la verdad, lo armamos medio rápido.

Por otro lado tenemos algunas fechas a confirmar. Todavía no te puedo decir una, pero seguro acá en Lincoln”.

Yuyo y su sensibilidad, y su fuerza arriba del escenario. Me cuenta y dice que están grabando canciones con el dúo. “Estamos grabando con el dúo porque nos piden siempre si tenemos música en Spotify o Youtube, y, ahora, no tenemos nada. Entonces nos vamos a poner las pilas y, bueno, ya empezamos a grabar: esa sí que es una linda noticia”. Claro que sí. Es la mejor noticia, que el dúo esté trabajando en el registro de temas y canciones. 

Bienvenido sea.

Quien estaba muy emocionado es Diego “percusión” Di Bartolo, tocando con su niño Dante y su Jazmín, ahí en la platea. Muy sensible. Dice que con las pibas siempre le pasa lo mismo: “Emociones aseguradas”. Diego percibe todo desde el compartir, desde el estar tocando y compartiendo; y aprendiendo, dice. Desde lo positivo. Dar y recibir platea. Con Ludo siempre convidando. Viendo sorprendido a su colega Santi, con quien planea hacer algo. Algo más. Se gustan. Son dos monstruos de los timbales y la percusión. Y se están conociendo. Compartieron un zoom hace un tiempo de música afro peruana y, sin saber, se reconocieron ahí. Hoy compartieron escenario por primera vez, y “ojalá se repita y siga ocurriendo”, dice Diego. “Ojalá”, dice. Y sonríe.

Otro que sonríe es Santiago Ávila. Que ha vuelto al pago en plena pandemia. Estuvo en la ciudad de las diagonales y ahora, por suerte, está aquí. Con su compañera, con su música. Santiago genera climas y más climas con su percusión. Llegaron y aquí están, andando. Así, por andar, llega esta felicidad de subir a un escenario. Esta vez, más sólido a dúo con Ludo.

Esa invitación lo conmueve y lo afianza en el intercambio y trabajo mutuo con Fonda. Se nota eso, queridos. Se nota las reuniones de trabajo y la conexión con Ludovico.

Se siente siempre aprendiendo Santiago. Lo ve al caminar con lo multifacético de Fonda. Ambos abren universos y ahí entran los que tienen ganas. Eso está sucediendo. Viene apareciendo la conexión musical. Santiago resalta la humildad que maneja Fonda como un detalle que debe mencionar y que hace sentirse muy a gusto. Y, con respecto de tocar con el dúo, un lujo. Porque fue la primera música que escuchó aquí. Justo en este mismo escenario que hoy compartieron. Queda esa relación que ya está encendida. Estar en la escena. Conocer gente de la escena local es para Santiago, el abrir puertas musicales. Como le pasó de compartir con Di Bartolo. Ambos quieren que las cosas sucedan, pues, entonces, van a suceder.

Se los firmo ya.

Suceden.

Para Santiago estar en contacto y haciendo música es lo mejor. Es algo que lo llena. Seguir tocando, haciendo, y que se habrán horizontes de ser invitado y ser él quien invite. Compartir. Ese verbo es la palabra que atraviesa a Ávila y a Di Bartolo.

Aprender tocando.

Le pregunto a Fonda cómo lo vivió y cómo se sintió. Dice en tono calmo, el cantor, poeta, editor y dramaturgo:

“Muy pleno, muy feliz, muy consciente del laburo hecho, del camino recorrido para llegar a esto. Todo ese laburo no sólo por la experiencia de venir tocando y ya haber hecho varias veces movidas así, y eso que también te va dando, por supuesto, experiencia y te hace estar no sólo más sólido arriba del escenario, sino también en el recorrido con la gente con la que se comparte. Con las chicas, con Santi, con quien también me voy conociendo más; y el cariño, el respeto y la admiración que siento por lo que hacen, y se junta todo eso que es muy emotivo. Eso es lo que me sucede: me emociona mucho, me siento un privilegiado de poder estar haciendo algo que amo tanto y con gente que quiero tanto. Y me encanta lo que hacen. En un lugar como GIDI, que, la verdad, es un lujo. Tener un teatro a disposición es maravilloso. Con Pía, que se sumó también a ayudarnos, con ‘Ataca’, que es laburo a la par nuestro, muy de contención, de estar ahí preocupándose, trabajando para que sea. La felicidad a la par tuya, así que eso también. Y la idea de volver a hacerlo Sí. Cada uno tiene su proyecto, digamos, pero todos los años compartimos una propuesta.

Con Santiago estamos haciendo un dúo y todo se potencia y se embellece más aún, así que la idea es, para a fin de año, volver a hacer una movida igual con más tiempo, con más ensayo para poder tener más canciones todos juntos, algo que sería precioso”.

Precioso es vivir noches donde las partes nos entregan un todo musical inigualable. Compartir, convidar y disfrutar música. ¿Qué más se necesita…?

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