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“Poblar Teatro”, por Ezequiel Tujague

El festival POBLAR fue el primer ciclo de teatro unipersonal realizado en la casa cultural local GIDI, evento que, además de haber propuesto funciones teatrales maravillosas, tuvo su espacio de entrenamiento coordinado por los visitantes del Perú: Anahí y Sandro, junto a las invenciones en las tablas de Alicia Diz (de General Pinto) y la reconocida artista linqueña, Julia Sigliano. Allí estuvo nuestro columnista Ezequiel Tujague, quien, como siempre, después de haber vivido con intensidad este evento independiente, desandó su fina pluma para contarlo con su siempre particular estilo en Corazón Amateur.

El teatro Independiente se puso en movimiento entre mayo y junio en la sala de la casa cultural de Lincoln, GIDI, para proponer cuatro obras teatrales que tuvieron la particularidad del trabajo de una actriz o actor, enmarcadas en el festival POBLAR, que fue el primer ciclo de teatro unipersonal realizado en nuestra ciudad.

Allí se desarrollaron las puestas en escena de Anahí Araujo Cartagena y de su colega y compañero Sandro La Torre, en un fin de semana lluvioso de mayo. Y, posteriormente, la protagonizada por Alicia Diz y Julia Sigliano, quienes, con sus talentos en las tablas, redondearon una velada teatral que puso a Lincoln como una plaza destacada en este noroeste bonaerense.

Ahí -movilizado por su curiosidad y sus ganas de ver teatro- estuvo nuestro cronista Ezequiel Tujague, para convidarnos, una vez más, una mirada de los tiempos que vive el teatro local y la coyuntura nacional.

Ahí vamos…

Escribir con sangre. “Escribe con sangre y aprenderás que la sangre es espíritu. Detesto a todos los perezosos que leen. Aquel que conoce al lector, ya nada hace por el lector”, escribió Friedrich Nietzsche en “Así habló Zaratustra”, en “Del leer y escribir”.

Escribo por la necesidad de que quede registro, como una foto, como un monumento, como un grafiti en la pared. Escribo para otro.

Y para mí. Con sangre urgente.

Para festejar lo bueno que aún sucede contra todos los males. Sangre de la cultura local. Sangre en líneas que podría no escribir, pero no puedo obviarlas. Sería penoso. Sería un serio descuido.

Pero cuesta. Escribo a pesar de la pereza, para revelarme ante mí. Para seguir insistiendo en tener voz y letra.

Tener sangre viva, circulando.

Letra sangre. Letra cuerpo. Letra de un pueblo de la provincia de Buenos Aires, que tiene un teatro GIDI, con artistas hechos ahí y gentes hechas y nacidas ahí, que hacen teatro y proponen teatro sangre. Proponen POBLAR.

Una denominación acertada que siempre irá bien, pero, en este contexto despoblado, que mete bala y plomo y gases y motosierra, el teatro no se cierra y, por eso, busca su existencia poblando. Con artistas y salas llenas de público.

Artistas que puedan serlo y público que pueda serlo. A ese nivel llegamos. Retrocedemos casilleros. Retrocesos graves. Por eso, Poblar.

Es un festejo este festival de cuatro obras unipersonales que sucedieron en nuestra ciudad, en este GIDI, que, en el transcurso de mayo y este primer “finde” de junio, realizó esta propuesta teatral, para poner la vara bien alta, con un teatro independiente e internacional de primer nivel. La compañía “Ámbar”, de la República del Perú, con Anahí Araujo Cartajena y Sandro La Torre, con Alicia Diz, de General Pinto, y con Julia Sigliano, de aquí. Escribo con sangre memoriosa, los nombres me los aprendí, porque fui a verles a los cuatro, porque hablé en radio con los artistas peruanos y aprendí mucho. Escribo de corrido, sin chequear, seguro y con el respeto de siempre.

Escribo para eso.

Hago radio para eso.

Vivo para eso. Para salir de mí. Ahora sin huir, para ir en busca de nuevas historias, para aprender cada día algo más de lo que somos.

Escribo y ya no me detengo.

Para aprender. Me fascina aprender, seguir profundizando en la ignorancia.

Y sensibilizar emociones y sentidos.

Son detenerse. Voy.

Como la obra de teatro, que comienza y va en busca del final, a través de momentos construidos con perfecto detenimiento y determinación, con mil recursos utilizados. Las cuatro obras entregaron un manual de variados elementos. Todos usados con maestría.

Anahí y los textos de La Matto, esa mujer revolucionaria del Perú, su tierra y sus luchas, que también son la tierra y las luchas de la actriz, en el tiempo y fuera de él. Sandro, con sus cámaras en vivo, en una mixtura de lenguajes metadiscursivos donde todo está pensado. El uso del recurso. Bio dramas y mixtura de dramaturgias. Correr y tratar luego de parar, para encontrarse consigo y con su lugar de vida.

Alicia, con sus voces en off, que le hablan y nos hablan, nos ubican en tiempo presente, las voces de las madres buscando a sus hijas e hijos desaparecidos, Videla explicando con la X al desaparecido. La voz del “Che” y la esperanza truncada.

Sangra.

Julia, con un Títere, que es más real que ella. Tan real y actual como ella. Un Títere que asfixia. Que atropella, que se vuelve Único, aplastante, todopoderoso y violento super Yo. Vigente Asfixia.

Poblar una sala de teatro con variedad de propuestas, con la magia del todopoderoso teatro, del hecho vivo de hacer teatro.

Representar, contar y hacernos pensar.

Por eso estas líneas.

Para festejar y confirmar la fuerza del hecho teatral, para aplaudir de pie y quedarse perturbado; y también maravillado al reconocer lo que hizo el arte. El arte nos golpeó la vida.

– “¿Hay alguien ahí?”, me preguntó.

Salís conmovido.

Salgo y en la caminata a casa sonrío en mi interior por lo visto.

Aquí, en Lincoln. Sí. El teatro independiente. No diga, lector perezoso que no le avisamos, no diga más eso.

¿No fue? Tuvo otra razón para no ir. Seguramente.

Por eso escribo, con sangre.

Para decir, también, yo fui.

Yo lo vi. Y para poder hablar con los artistas y para aprender un poco de temas que resuenan en una vida normal universal como la migración, ¿qué gusto tiene la migración? ¿A quién te recuerda?

¿De dónde sos? Y si tuvieras que pedir un deseo antes de que se cierre la puerta, el umbral se cierra, ¿qué pedirías? Por vos, por el mundo entero.

El umbral se está cerrando…

Y vos… ¿a quién perdiste?

Asfixia.

Punto.

Todas maneras de escribir algo sobre lo que sucedió. Sucedió más. Por todos lo que pagaron una entrada y Poblar el teatro. Poblar fue resistir. Fue abrazar a los artistas. Al arte.

Todos salimos poblados.

De arte. De sensibilidad. De nuevas preguntas e incertidumbres. De nuevos problemas de viejos tiempos.

De la forma de vivir que queremos.

¿Cuál quiere usted, lector?

Si sigue ahí se merece leer esto que se leyó y dijo en cada función del festival:

“Desde la conducción del teatro y como trabajadores de la cultura local queremos expresar nuestro rechazo al Decreto 345/25 que establece la desregulación de la Ley Nacional del Teatro N°24.800, eliminando la autarquía del INT (Instituto Nacional de Teatro), destruyendo su estructura federal y eliminando su Consejo de Dirección que tiene representación por todas las regiones del país.

El INT es una herramienta federal, participativa y democrática que garantiza el acceso a la cultura a lo largo y ancho del país; y un decreto como el antes mencionado atenta directamente contra nuestro trabajo, contra propuestas como la que en esta oportunidad estamos compartiendo, pero, sobre todo, atenta contra el derecho a la cultura que tenemos tanto quienes producimos arte como quienes lo consumen, ustedes, el público.

Por eso, hoy más que nunca creemos que es urgente POBLAR de teatro nuestra sala, nuestro territorio, nuestra comunidad. Porque, tomando una frase tan popular por estos días, nadie se salva solo y en tiempos de motosierras y poco ejercicio de la memoria, el teatro es nuestra herramienta de lucha, y contar con una institución pública que nos respalde como el INT, se nos hace fundamental.  

Muchas gracias y que disfruten de la función”.

Así, Mateo Potes, como integrante de GIDI, comunicaba y expresaba la situación y la posición de GIDI ante la delicada situación nacional.

Escribir para dejar dicho.

Hacer teatro para decir y conmover, y conmoverse…

El encuentro siempre. Con arte.

Escribo, y pueblo seremos mientras alcemos la voz y unamos empatías.

O no.

POBLAR fue una semilla en lo crudo del paisaje.

El arte sigue escribiendo y sangrando.

Fotos: Leandro Zanetti.

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