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“Verte girar nuevamente por las canchas más federales del país”, por Ezequiel Tujague

El columnista de Corazón Amateur no deja pasar la instancia de entusiasmo y viva expectativa por la que está pasando Rivadavia de Lincoln, en la final de su región, a dos series de ascender nuevamente al Federal A. La previa en la mente, en el corazón; las ganas de estar en estos partidos de emoción y también de ver al Rojo en una divisional que conoce y aspira a volver sea como sea. Por aquí va la crónica de nuestro columnista en esta nueva publicación bajo su pluma.

El columnista de Corazón Amateur no deja pasar la instancia de pasión y entusiasmo por la que está pasando Rivadavia de Lincoln, en la final de su región, a dos series de ascender nuevamente al Federal A. La previa en la mente, en el corazón; las ganas de estar en estos partidos de emoción y también de ver al Rojo en una divisional que conoce y aspira a volver sea como sea. Por aquí va la crónica de nuestro columnista, hincha manifiesto del Albirrojo de Diego Funes. Aunque, Tujague aseveró que, más allá de esta condición de simpatizante, se hará su tiempo para posar la pluma sobre las campañas de El Linqueño, o de Juventud, o de Argentino, o de la Academia, o del Club San Miguel. O de algunos de los equipos que compiten en la Liga Amateur, todos excelentes en sus condiciones humanas y deportivas, entidades con su gente que son dignas de destacar.

¿Cómo era? ¿Cómo es?

Sin repetirse.

¿Qué sería?

Repetir: ¿qué sucede otra vez, nuevamente, desde siempre?

¿Repetir qué de la escritura, de la música, de patrones determinados, de “acá es así”? ¿Cuándo queremos repetir?

Esta crónica va por ahí, con preguntas de cómo, a veces, solemos repetir. Y, a veces, y cada nueva vez, ¿dónde la repetición? ¿Para qué?

Escribo porque cada nuevo texto es nuevo, con repeticiones no buscadas.

Para no repetir hay que cambiar, hay que dejarse un rato, dejarse escribir. Dejarse llevar. Y traer. Como la pesca. Como hace un amigo argento en el pacífico chileno, que trae de ese mar corvinas frescas y peleadoras.

Repetir para recordar algo. Repetir lo que viene distinto.

Y repetir lecturas. Repetir la búsqueda de la escritura. De irrumpir el papel.

Se escribe como sea. Se juega al fútbol como sea.

Se escribe y juega con todo, con tiempo presente, el más presente de los tiempos. Vivo, contado en la disposición de un reloj.

Se escribe y no se publica, sin derrota.

Se juega y gana, como sea, con penales y de local y visitante. Se juega para ganar. Se juega y se pierde. Entre tanta derrota, seguir vivos es triunfo.

Para publicar.

Para gritar

Por puro gol de festejar jugar.

Se escribe como se puede.

Se vive como se puede.

Se gana como se puede.

Pero siempre escribiendo, siempre viviendo, siempre intentando ganar.

Se escribe esta próxima crónica de la final que viene. Para estar de la manera que conseguimos estar. Para dejar unas líneas del suceso.

¿Cómo repetirnos en las noches, en cada día nuevo, cada año, cada nuevo fuego y cada nuevo hijx? En cada nueva canción y en cada nuevo amor.

Es escribiendo, tocando, viéndose, provocado por eso. Lo repetitivo.

Usted, ¿dónde, cuándo, por qué y para qué se repite? ¿Sabe cómo?

Rivadavia de Lincoln repite una gran actuación. Este equipo viene jugando. Viene superando series definitivas, definitorias, eliminatorias. Y sigue. Repite, avanzando. Viene jugando este Torneo del Interior y quiere cruzarse en duelo definitivo contra otra zona. Viene convocando a su gente a ver fútbol. Jugando al límite. Con jugadores que se reconocen en ellos y en la gente que ya los conoce. Como el DT, ya sabe quién es quién. Jugando. Avanzando.

Nuestra repetición como seguidores en condición de local tiene su liturgia.

Es con mi hijo, y con algún amigo suyo. Cada vez más futbolero. Me gusta escucharlos hablar de fútbol, del partido que se viene, de anticipar la entrada y comprar la picada y el fernet. De superar esta nueva serie, para ir al Federal.

Con ellos regulo la ansiedad, comparto la pasión que se repite, pero siempre distinta.

Cada nuevo encuentro propone algo diferente al resto.

Habrá Final: Con Baradero. Y ojalá Rivadavia llegue al cruce definitivo.

Contra Córdoba.

Los nombres al lado de Rivadavia de Lincoln son equipos que no resuenan tanto. Que no han estado como el Rojo, jugando diez años el Federal A. Lo que no implica que Rivadavia sea favorito ni la tenga fácil. Pero sí que es referente del noroeste pampeano. Que se ha armado y sus jugadores tienen una ilusión que el público rivadaviense ya reconoce en sus entrañas.

Nos repetimos para verte Rojo.

De local o visitante

Con las ganas intactas de gritar gol,

de abrazarte,

de verte girar nuevamente por las canchas más federales del país.

Por Ezequiel Tujague, periodista gráfico y radial.

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